La higiene bucal no solo se centra en el cepillado y enjuague bucal, sino también en el cuidado y mantenimiento que tenemos con nuestros cepillos dentales. Según estudios, los cepillos dentales pueden albergar mas de 10 millones de bacterias y pueden ser generadoras de enfermedades.
Puede que lo hayas escuchado alguna vez y no le hayas dado importancia o que ni siquiera te hayas parado a pensarlo. Sin embargo, lo que es seguro es que tu cepillo de dientes tiene más bacterias de lo que crees.
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Y es que, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Manchester (Reino Unido), los cepillos de dientes contienen de media 10 millones de bacterias, entre las que se encuentran la Escherichia coli o los estreptococos. Esto se debe a la contaminación cruzada que puede producirse tanto de la boca al cepillo como del cepillo a la boca.
Por un lado, no debemos pasar por alto el hecho de que la boca sea la parte del cuerpo que más bacterias alberga. Esto hace que dichos microorganismos puedan transferirse de la cavidad oral al cepillo de dientes. Además, lo más probable es que, al igual que la mayoría de personas, guardes tu cepillo de dientes en el baño. Esto es, aparentemente, lo más lógico y cómodo.
Sin embargo, el baño es el lugar de la casa en el que hay una mayor cantidad de bacterias, que pueden acabar en el cepillo de dientes —y posteriormente en nuestra boca— de una forma muy sencilla. Y es que cada vez que tiramos de la cadena del inodoro, las bacterias intestinales o los gérmenes fecales se liberan en el aire.
Además, las probabilidades de que las bacterias se depositen en las cerdas del cepillo aumentan si no bajamos la tapa al tirar de la cadena o si el baño no tiene una buena ventilación.
Según el doctor Jorge Ferrús, periodoncista de la Clínica Dental Ferrus & Bratos, existen algunos de los virus y bacterias que son más comunes de contagio a través del cepillo de dientes:
Gripe:
La gripe es una enfermedad infecciosa que afecta a las vías respiratorias y puede asemejarse a un resfriado común.
Suele presentar síntomas como dolores de garganta, musculares, articulares y de cabeza. Además, es frecuente que dichos dolores vayan acompañados de tos, malestar general y fiebre. En su versión más grave, el virus de la gripe también puede desembocar en una pulmonía.
Herpes simple tipo 1:
El herpes es una infección que provoca llagas alrededor de la boca o en el rostro. Aunque en un principio el herpes se manifieste mediante una llaga, ésta se convierte posteriormente en una ampolla que produce picazón y dolor.
Además, es destacable el hecho de que la mayoría de personas que ha padecido un herpes tiene brotes varias veces al año.
E. coli:
La E. coli es una bacteria que vive en el intestino de los seres humanos y algunos animales. Hay muchos tipos de E.coli y, la mayoría de ellos, son inofensivos.
Sin embargo, alguno de los tipos de esta bacteria causa dolores estomacales, vómitos y diarrea.
Estreptococos:
Los estreptococos son un grupo de bacterias que se dividen en dos tipos: grupo A y B. Las del tipo A son las que se transmiten de manera más frecuente mediante el cepillo de dientes y pueden producir infección en la garganta, escarlatina o impétigo.
Estafilococos:
Los estafilococos son bacterias que viven en la superficie de la piel, alrededor de la nariz y la boca.
Estas bacterias pueden permanecer en la piel sin ocasionar daños. Sin embargo, si se produce una herida, los estafilococos penetran en ella y provocan infecciones cutáneas tales como foliculitis, forúnculos o impétigo.
Por todo ello, y aunque es muy difícil evitar completamente el crecimiento y desarrollo de bacterias, el especialista en Periodoncia Jorge Ferrús detalla los cuidados que hay que llevar a cabo para que la herramienta de cepillado esté lo más limpia posible:
1. Lávate las manos antes de cepillarte los dientes .
Utiliza agua tibia y jabón antes de manipular el cepillo para no transferir bacterias a éste por la vía de las manos.
2. Enjuaga las cerdas del cepillo debajo del agua caliente
Tras el cepillado, frota bien las cerdas con los dedos para eliminar tanto los restos de la pasta de dientes como los de alimentos.
3. No tapes las cerdas del cepillo cuando están húmedas
El ambiente cálido y húmedo es más propenso para la proliferación de microorganismos. Por eso, una vez que hayas utilizado el cepillo, guárdalo de manera vertical y déjalo secar al aire. Una vez esté seco, puedes ponerle la tapa.
4. Sumerge el cepillo en un enjuague bucal antibacteriano
Si lo haces de manera regular -cada semana- reducirás la cantidad de bacterias que crecen en las cerdas del cepillo.
5. Disuelve un comprimido para limpiar dentaduras en un vaso de agua
Cada 15 días aproximadamente, disuelve el comprimido limpiador en el vaso y sumerge a continuación el cepillo de dientes.
6. Renueva el cepillo de dientes cada tres meses aproximadamente
Este es el plazo máximo, pero también te recomendamos cambiarlo antes si las cerdas se han abierto o están deshilachadas.
7. Cambia el cepillo después de haber estado enfermo
Si has pasado por una enfermedad (una gripe, por ejemplo) cambia el cepillo una vez te hayas recuperado.
8. Nunca utilices el cepillo de dientes de otra persona
Esto es más común de lo que parece entre parejas. Sin embargo, nunca deberías hacer esto. Asimismo, te recomendamos que evites el contacto directo entre los cepillos de personas diferentes. Esto ocurre, por ejemplo, cuando todos los miembros de la familia tienen los cepillos en un mismo vaso.
Como ves, hay una serie de medidas que están a nuestro alcance y pueden evitar, en gran medida, la transmisión cruzada de bacterias entre nuestra boca y el cepillo de dientes.
De esta manera, será más fácil que el cepillado cumpla su misión fundamental de mantener la higiene de dientes y encías, en lugar de convertirse en un foco de infección inesperado.
Fuente: abc.es
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