jueves, 14 de mayo de 2020

Infección odontogénica en odontopediatría

Infeccion odontogenica

El origen de una infección odontogénica es variada, puede ser por una caries dental que contamina la pulpa dental y tejidos adyacentes, también puede suceder a partir de una fractura dental o por una restauración fracturada.

Tiene su origen en las estructuras del diente, siendo la causa más frecuente la caries, que comienza afectando a los tejidos duros del diente (esmalte y dentina), pudiendo progresar los gérmenes hasta la cámara pulpar y conductos radiculares ocasionando una pulpitis.

Otras veces, el origen de la pulpitis es un traumatismo dental o bien un tratamiento previo sobre el diente (obturaciones muy profundas, tallados, etc.) que pueden provocar inflamación y posterior necrosis pulpar.

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Estos procesos inflamatorios se deben a los productos de degradación y toxinas de los microorganismos que penetran en el tejido pulpar.

Los gérmenes más frecuentemente implicados pertenecen al grupo de los Streptococcus (S. mutans, S. sanguis, S. salivarium, Lactobacillus (L. acidophilus, L. casei), Actinomyces (A. viscosus, A. naeslundii) y Staphylococcus (S. aureus, S. epidermidis).

Clínica

La pulpitis aguda se caracteriza por un dolor intenso y localizado que es provocado por estímulos como el frío, el calor, alimentos dulces o ácidos. El dolor desaparece inmediatamente al retirar el estímulo.

Apicectomía


La pulpitis crónica se caracteriza por un dolor pulsátil que aumenta con el calor y se calma con el frío, el dolor suele ser de aparición nocturna y generalmente el paciente no puede precisar el diente afecto.

Si la progresión de gérmenes continúa se puede afectar el tejido periodontal y ocasionar la aparición de un absceso alveolar, que es la formación de una colección purulenta en el hueso periodontal.

El dolor se vuelve intenso con la oclusión o incluso con el roce de la lengua y se acompaña de una tumefacción periapical y edema inflamatorio.

Esta colección purulenta puede abrirse camino al exterior a través de la cortical ósea mediante una fístula, o avanzar por el tejido celular subcutáneo originando una celulitis o extenderse a los huesos maxilares provocando una osteomielitis que en los casos más graves puede originar una sepsis.

En ocasiones, el absceso se cronifica dando lugar a granulomas y quistes radiculares.

Diagnóstico

Por la anamnesis, la exploración bucodental y la exploración radiológica, fundamental para determinar el avance de la infección y sus complicaciones.

Tratamiento

1. Tratamiento odontológico (apertura de la cámara pulpar y drenaje del tejido necrótico, y en los abscesos realizar drenaje quirúrgico).

2. Tratamiento farmacológico:

- Antibióticos: de primera elección: Amoxicilina 25-50 mg/kg/24 h. V.O. Amoxicilina-clavulánico 25-50 mg/kg/24 h. V.O.; 100 mg/kg/24 h. I.V.
- Antibióticos: de segunda elección: Eritromicina: 30-50 mg/kg/24 h. V.O.; 20-50 mg/kg/24 h. I.V. Clindamicina: 10-20 mg/kg/24 h. V.O.; 25 40mg/kg/24 h. I.V.
- Analgésicos: Paracetamol: 60 mg/kg/24 h.
- Antiinflamatorios: Ibuprofeno: 30-50 mg/kg/24 h.

Fuente : Urgencias bucodentales / Fernando Uribarri Zarranz, Guillermo Álvarez Calatayud, Eva Martín Olivera

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